Soy una persona de muchas y diversas pasiones. Querer llegar a todo, me ha hecho desarrollar una obsesión por la productividad.
Habiendo nacido “no organizada” pero con obvias aspiraciones a ser “organizada”, he estudiado con verdadera entrega todo aquello que me aportara ideas para desarrollar hábitos que me permitieran llegar a todo lo que aspiraba a hacer y vivir.
Atendiendo al aforismo de Nietzsche: “No hay viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.”, pensé que mis nuevos hábitos me permitían resolver rápidamente muchas tareas que antes me llevaban media vida; pero también me di cuenta de que no me servía de nada optimizar el tiempo que tardo en salir de casa, si ignoro si me tengo que arreglar para ir a un cóctel o para asistir a una función escolar. Así que me puse a explorar de qué manera podía decidir a qué puerto o puertos quería navegar.
En algún momento, lo que iba a ser un medio para llevar una vida mejor y más centrada, se convirtió en una pasión más. Me di cuenta de que me gustaba aprender, experimentar y compartir hábitos que me permitieran llegar a más cosas y a estar bien conmigo misma, pero sin sentirme por ello más agotada al final del día.
Tras experimentar durante más de 5 años con diferentes maneras de averiguar cuáles eran mis “puertos de destino” favoritos, preparé un curso para ayudar a otros a decidir “qué querían hacer con su vida”.
Cuando uno tiene delante de si una hoja de ruta que refleja lo que podrían ser sus siguientes 5 a 20 años, se plantea la pregunta de ¿cómo y por dónde empezar a hacerlo realidad?
Cuando uno tiene delante de si una hoja de ruta que refleja lo que podrían ser sus siguientes 5 a 20 años, se plantea la pregunta de ¿cómo y por dónde empezar a hacerlo realidad?
Así que aquí estoy, escribiendo este blog para responder a esta y otras cuestiones.
