viernes, 17 de junio de 2011

La baldosa que estás barriendo

Antes de publicar "Historia interminable", Michael Ende publicó la novela "Momo" en 1973.
Aunque de niña me sentí fascinada por la "Historia interminable", es "Momo" el libro que me ha dejado más poso.

Por ejemplo, la filosofía de trabajo de Beppo, el barrendero, me ha acompañado en muchos ámbitos de mi vida. Beppo es un trabajador feliz. Cuando los demás se quejan del duro trabajo, él sonríe mientras se concentra en la baldosa que está barriendo. Cuando acaba, se centra en la siguiente.

Ruta 40. Argentina
A nivel existencial las baldosas en las que trabajo pueden durar meses o años pero en el día a día, no es posible contar las veces que recurro a este pensamiento cuando camino por la calle y me impacienta ver lo que me queda por delante. Lo que hago es ir marcádome hitos ultrapróximos: "Ahora llego a la altura del chicle enganchado, ahora hasta esta mancha, ahora hasta el buzón de correos, etc." Parece una tontería pero, en vez de mirar el objeto distante, que nunca se acerca lo suficientemente rápido, me centro en objetos (objetivos) cercanos y, sin darme cuenta, llego a la meta. También vale para tender la ropa, doblar calcetines, pelar patatas y cuando uno está haciendo lo que tiene que hacer en ese momento, pero se le hace largo. Se trata de provocar un cambio de chip.


Humahuaca. Argentina
Descomponer una gran tarea (barrer la calle) en pequeñas porciones de trabajo también es una recomendación común a la hora de elaborar listas de tareas eficaces (o gestionar proyectos). Cuando uno tiene 1 mes por delante para realizar un documento complejo es más fácil avanzar si uno anota: Hacer índice, buscar documentación, redactar introducción, capítulo 1, 2, etc., editar/corregir, imprimir, llevar a encuadernar, enviar.
En cambio, cuando anotamos la macrotarea "redactar documento" al lado de una tarea del tipo: "llamar al banco para hacer una transferencia". Lo más habitual es que llamemos al banco pero dejemos lo del documento para otro día. Así vamos echando el balón para adelante hasta el día en el que empezamos a notar que el plazo de entrega se acerca peligrosamente y la única solución es realizar el documento a golpe de riñón, como tarea única. Llegado este punto, mantener la sonrisa se nos hace más difícil.

Da mucho juego la lección de Beppo el barrendero.

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